El 5 de junio de 1981, un informe médico daba parte de cinco extraños cuadros infecciosos en personas cuyo único punto común era el de ser homosexuales: Se trataba de los primeros casos de Sida, una enfermedad que en dos décadas mató a unas 18 millones de personas en todo el mundo. Pese a los progresos, la investigación médica aún no logra encontrar la manera de neutralizar al VIH.

El Sida en los Niños

Esta enfermedad en los niños es más complicada que en los adultos. El virus en ellos tiende a ser más agresivo, afectando rápidamente al sistema inmunológico y provocando la muerte en un corto período de tiempo.

El mecanismo de infección es siempre a través de sus madres, ya sea durante el parto a la lactancia. En la actualidad y a nivel mundial, más de un millón de niños están contaminados y aproximadamente 1500 se contaminan diariamente.

La mayor agresividad del virus se hace evidente muy rápidamente. A diferencia de los adultos, ya en el primer año aparecen los síntomas, y un alto porcentaje fallece antes de los cuatro años de vida. Ella es debido a la destrucción de su sistema inmunológico y la consecuente aparición de las infecciones oportunistas. Por el contrario, son muy pocos los adultos en que la enfermedad evoluciona tan rápidamente.

Aparte de esta rápida evolución, también se observan hechos que no se dan en los adultos. El virus rápidamente puede invadir el cerebro, y actuando en este órgano en una edad en que aún no se ha desarrollado, afecta gravemente las funciones intelectuales y motoras, la que se traduce especialmente en problemas de coordinación.

Del mismo modo, se retarda el crecimiento, aún cuando no hayan aparecido los síntomas. Con todo, si se aplica una terapia anti viral adecuada, este nuevamente se normaliza.
Las infecciones bacterianas son en el niño mucho más frecuentes, ya que el desarrollo del sistema inmunitario no se ha completado. Por eso, un porcentaje muy alto presenta infecciones como meningitis y neumonías, y muchos repiten enfermedades virales, a las que normalmente el niño crea inmunidad permanente, como es el caso de la varicela.
Es frecuente también que en su sangre existan altas concentraciones del virus, mucho más de la que se observa en los adultos. Estos, también a diferencia de los adultos, permanecen elevados durante toda la evolución de la enfermedad.

El Dilema del Tratamiento

Aunque la enfermedad más grave y evoluciona más rápido, el tratamiento es más problemático debido a varias razones. Una de ellas es que no siempre se encuentran las drogas (que deben usarse combinadas), preparadas como para el uso pediátrico. Muchos niños no tragan píldoras, y por lo tanto estas deben venir en forma de jarabes o líquidos. Pero algunas de estas drogas no son solubles en agua, o tienen sabores tremendamente desagradables.

El tratamiento exige que se deben administrar tres o más drogas, dos a tres veces al día y por los 365 días del año, o de lo contrario se crea una resistencia a los medicamentos. Todo ello en niños no es fácil. Por otra parte los ensayos de las nuevas drogas se hacen en adultos y, por lo tanto, los pediatras no tienen normas claras como usarlas en los niños, ni en que dosis.

Hasta hace algún tiempo, el inicio del tratamiento del niño con SIDA, se hacía después de algunas semanas. Hoy está claro que debe comenzarse inmediatamente, para así dificultar la multiplicación del virus. Desgraciadamente no siempre se puede confirmar tan rápidamente el diagnóstico, ya que este se hace positivo cuando los virus ya han alcanzado una concentración importante en la sangre.

Por ello algunos especialistas recomiendan tratar con terapia intensiva a todos los recién nacidos de madres con SIDA, ello a pesar que se sabe que una buena parte de estos niños pueden nacer libres de infección. Otros en cambio, prefieren esperar el resultado de los exámenes.

Fuente: creces.cl